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Nuestra Dependencia de las Baterías de Litio es Preocupante.

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POR REDACCIÓN

El litio es una de las materias primas más codiciadas. Y lo es debido a que este elemento químico es uno de los ingredientes fundamentales de las baterías de nuestros smartphones, ordenadores portátiles o coches eléctricos, entre muchos otros dispositivos. Su producción global se ha cuadruplicado desde 2010, y, aun así, hoy es la materia prima más cotizada en todo el planeta. De hecho, durante 2022 su precio se incrementó nada menos que un 900%.

Desafortunadamente este elemento químico está siendo controlado por muy pocos países. Australia, Chile y China lideran su producción seguidos a cierta distancia por Argentina, Brasil, Zimbabue, Estados Unidos y Portugal. No obstante, este no es el único ‘pero’ que podemos poner al litio; también es importante que no pasemos por alto que su extracción tiene un profundo impacto medioambiental, y también que tarda varios cientos de miles de años en degradarse una vez que ha sido procesado y deja de ser utilizado.

Además, los procesos a los que es necesario someterlo durante la fabricación de las baterías requieren la utilización de una gran cantidad de agua y energía. Y, de propina, cuando concluye su vida útil las baterías de litio son difíciles de reciclar.

En estas circunstancias es evidente que necesitamos
alternativas que sean más económicas, y, sobre todo, más respetuosas con el medioambiente.

En este artículo os proponemos indagar en algunas de las tecnologías mejor posicionadas para ocupar el lugar que acaparan actualmente las baterías de litio.